Ocupación Filósofo, profesor
Conocido por:
El concepto del
imperativo categórico, crear la teoría del idealismo trascendental, el noúmeno,
contribuir a la distinción analítico-sintético, la expresión Sapere aude y
proponer el concepto de la nebulosa protosolar
Obras Crítica de la razón pura, Crítica de la
razón práctica, Crítica del juicio, Prolegómenos a toda metafísica futura que
pueda presentarse como ciencia
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Immanuel Kant (ɪˈmaːnu̯eːl
ˈkant) (Königsberg, Prusia, 22 de abril de 1724 – Königsberg, 12 de febrero de
1804) fue un filósofo prusiano de la Ilustración. Es el primero y más
importante representante del criticismo y precursor del idealismo alemán y está
considerado como uno de los pensadores más influyentes de la Europa moderna y
de la filosofía universal.
Entre sus escritos más
destacados se encuentra la Crítica de la razón pura (Kritik der reinen
Vernunft), calificada generalmente como un punto de inflexión en la historia de
la filosofía y el inicio de la filosofía contemporánea. En ella se investiga la
estructura misma de la razón. Así mismo se propone que la metafísica
tradicional puede ser reinterpretada a través de la epistemología, ya que
podemos encarar problemas metafísicos al entender la fuente y los límites del
conocimiento. Sus otras obras principales son la Crítica de la razón práctica,
centrada en la ética; la Crítica del juicio, en la que investiga acerca de la
estética y la teleología y La metafísica de las costumbres que indaga en la
filosofía del Derecho y del Estado.
Kant adelantó
importantes trabajos en los campos de la ciencia, el derecho, la moral, la
religión y la historia, inclusive creía haber logrado un compromiso entre el
empirismo y el racionalismo. Aceptando que todo se adquiere a través de la
experiencia, da a entender que la razón juega un papel importante. Kant
argumentaba que la experiencia, los valores y el significado mismo de la vida
serían completamente subjetivos si antes no habían sido subsumidos por la razón
pura, y que usar la razón sin aplicarla a la experiencia, nos llevaría
inevitablemente a ilusiones teóricas.
El pensamiento kantiano
fue muy influyente en la Alemania de su tiempo, llevando la filosofía más allá
del debate entre el empirismo y el racionalismo. Fichte, Schelling, Hegel y
Schopenhauer se vieron a sí mismos expandiendo y complementando el sistema
kantiano de manera que justificaban el idealismo alemán. Hoy en día, Kant
continúa teniendo una gran influencia en la filosofía analítica y continental.
1 Biografía
1.1 El joven estudiante
1.2 Giro hacia la
crítica
1.3 Últimas obras de
Kant
1.4 Tumba
2 Pensamiento
2.1 Estética
trascendental
2.2 Analítica
trascendental
Immanuel Kant fue
bautizado como Emanuel pero cambió su nombre a Immanuel tras aprender hebreo.1
Nació en 1724 en Königsberg (desde 1946 Kaliningrado, Rusia). Era el cuarto de
nueve hermanos, de los cuales sólo cinco alcanzaron la adolescencia. Pasó toda
su vida dentro o en los alrededores de su ciudad natal, la capital de Prusia
Oriental en esa época, sin viajar jamás más allá de 150 km de Königsberg.2 Su
padre Johann Georg Kant (1682–1746) era un artesano alemán de Memel, en aquel
tiempo la ciudad más al nordeste de Prusia (ahora Klaipėda, Lituania). Su madre
Anna Regina Reuter (1697–1737), nacida en Núremberg, era la hija de un
fabricante escocés de sillas de montar. En su juventud, Kant fue un estudiante
constante, aunque no espectacular. Creció en un hogar pietista que ponía
énfasis en una intensa devoción religiosa, la humildad personal y una interpretación
literal de la Biblia. Por consiguiente, Kant recibió una educación severa
—estricta, punitiva y disciplinaria— que favorecía la enseñanza del latín y la
religión por encima de las matemáticas y las ciencias.3
El joven estudiante
Desde el inicio de sus
estudios, Kant mostró gran aplicación en sus investigaciones. Primero fue
enviado al Collegium Fridericianum y después se matriculó en la Universidad de
Königsberg en 1740, a la edad de 16 años.4 Estudió la filosofía de Leibniz y
Wolff con el profesor Martin Knutzen, un racionalista que también estaba
familiarizado con los desarrollos de la filosofía y la ciencia británica y que
introdujo a Kant en la nueva física matemática de Newton. También previno al
joven alumno respecto del idealismo, visto negativamente por toda la filosofía
del siglo XVIII, e, incluso después de la creación de la teoría del idealismo
trascendental, Kant refutó el idealismo en la segunda edición de su obra
principal: la Crítica de la razón pura.
El infarto de su padre
y su posterior muerte en 1746 interrumpió sus estudios. Kant se convirtió en un
profesor particular en los pequeños pueblos alrededor de Königsberg, pero
continuó su investigación académica. En 1749 publicó su primera obra
filosófica, Gedanken von der wahren Schätzung der lebendigen Kräfte
(Meditaciones sobre la verdadera estimación de las fuerzas vivas). Kant publicó
muchas más obras sobre temas científicos, y llegó a ser profesor universitario
en 1755. El tema de sus lecciones era la metafísica, la cual enseñó durante
casi cuarenta años, incluso después de su ruptura con ésta. El manual para el
curso estaba escrito por Alexander Gottlieb Baumgarten, autor del término
«Estética» en su sentido moderno.
En Allgemeine
Naturgeschichte und Theorie des Himmels (Historia general de la naturaleza y
teoría del cielo, 1755), Kant diseñó la hipótesis de la nebulosa protosolar, en
donde dedujo correctamente que el Sistema Solar se formó de una gran nube de
gas, una nebulosa. De este modo intentaba explicar el orden del Sistema Solar,
anteriormente visto por Newton como impuesto por Dios desde el comienzo. Kant
en su libro también dedujo correctamente que la Vía Láctea era un gran disco de
estrellas, formada asimismo a partir de una nube giratoria. Además, sugirió la
posibilidad de que otras nebulosas podían ser igualmente grandes discos de
estrellas distantes, similares a la Vía Láctea, lo que dio origen a la
denominación de Universos Isla para las galaxias, término en uso hasta bien
entrado el siglo XX.
Desde este momento,
Kant se concentró en temas cada vez más filosóficos, aunque continuaría
escribiendo sobre las ciencias a lo largo de su vida. En los inicios de los
años 1760, Kant concibió una serie de importantes obras de filosofía: Die
falsche Spitzfindigkeit der vier syllogistischen Figuren erwiesen (La falsa
sutileza de las cuatro figuras del silogismo), una obra sobre lógica, publicada
en 1762. Aparecieron dos libros más al año siguiente: Versuch, den Begriff der
negativen Größen in der Weltweisheit einzuführen (Ensayo para introducir el
concepto de magnitudes negativas en la filosofía) y Der einzig mögliche
Beweisgrund zu einer Demonstration des Daseins Gottes (El único fundamento
posible de una demostración de la existencia de Dios).
En 1764, Kant escribió
Beobachtungen über das Gefühl des Schönen und Erhabenen (Observaciones sobre el
sentimiento de lo bello y lo sublime) y quedó segundo tras Moses Mendelssohn en
un concurso de la Academia de Berlín con su Untersuchung über die Deutlichkeit
der Grundsätze der natürlichen Theologie und Moral (Sobre la nitidez de los
principios de la teología natural y de la moral). En 1770, a la edad de 45
años, Kant fue nombrado finalmente Profesor de Lógica y Metafísica en la
Universidad de Königsberg. Kant escribió su Disertación inaugural (De mundi
sensibilis atque intelligibilis forma et principiis) en defensa de este
nombramiento. Esta obra vio la aparición de muchos temas centrales de su obra
madura, incluyendo la distinción entre las facultades del pensamiento
intelectual y la receptividad sensible. Ignorar esta distinción significaría
cometer el error de la subrepción y, como dice en el último capítulo de la
disertación, la Metafísica tan sólo progresará evitando dicho error.
Giro hacia la crítica
A la edad de 46 años,
Kant era un conocido erudito y un filósofo cada vez más influyente. Se esperaba
mucho de él. Como respuesta a una carta de su alumno Markus Herz, Kant llegó a
reconocer que en la Disertación inaugural no había logrado dar cuenta de la
relación y conexión entre nuestras facultades intelectuales y sensibles.
También reconoció que David Hume le despertó del «sueño dogmático» (alrededor
de 1770). Kant no publicó ningún trabajo de filosofía en los once años
siguientes.
Kant dedicó su década
silenciosa a trabajar en una solución para los problemas planteados. Aunque
amante de la compañía y la conversación, Kant se aisló, pese a los intentos de
sus amigos de sacarle de su aislamiento. En 1778, en respuesta a una de esas
peticiones de un antiguo alumno, Kant escribió:
Cualquier cambio me
hace aprensivo, aunque ofrezca la mejor promesa de mejorar mi estado, y estoy
convencido, por este instinto natural mío, de que debo llevar cuidado si deseo
que los hilos que las Parcas tejen tan finos y débiles en mi caso sean tejidos con
cierta longitud. Mi sincero agradecimiento a mis admiradores y amigos, que
piensan tan bondadosamente de mí hasta comprometerse con mi bienestar, pero, al
mismo tiempo, pido, del modo más humilde, protección en mi actual estado frente
a cualquier alteración.5
Cuando Kant salió de su
silencio en 1781, el resultado fue la Crítica de la razón pura (Kritik der
reinen Vernunft). Aunque hoy sea reconocida unánimemente como una de las más
importantes obras en la historia de la filosofía, fue ignorada en el momento de
su publicación inicial. El libro era largo, más de 800 páginas en la edición
original en alemán, y escrito en un estilo seco y académico. Fue objeto de
pocas reseñas, las cuales, además, no concedían importancia a la obra. Su
densidad hacía de ella un «hueso duro de roer», oscurecida por «...toda esta
pesada telaraña», según la describió Johann Gottfried Herder en una carta a
Johann Georg Hamann.6
Esto contrasta
intensamente con el elogio que Kant había recibido por obras anteriores, como
la citada memoria de 1764 y otros opúsculos que precedieron a la primera
Crítica. Estos tratados bien recibidos y legibles incluyen uno sobre el
terremoto de Lisboa, que fue tan popular que se vendía por páginas.7 Antes de
su giro hacia la crítica, sus libros se vendían bien, y para cuando publicó
Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime en 1764, se había
convertido en un autor popular de cierto renombre.8 Kant se decepcionó con la
recepción de la primera Crítica. Reconociendo la necesidad de clarificar el
tratado original, Kant escribió los Prolegómenos a toda metafísica futura
(Prolegomena zu einer jeden künftigen Metaphysik, die als Wissenschaft wird
auftreten können) en 1783, como un resumen de sus principales puntos de vista.
También animó a su amigo Johann Schultz, a publicar un breve comentario sobre
la Crítica de la razón pura.
La reputación de Kant
aumentó gradualmente durante la década de 1780, gracias a una serie de obras
importantes: el ensayo Respuesta a la pregunta: ¿Qué es Ilustración?
(Beantwortung der Frage: Was ist Aufklärung?) de 1784; la Fundamentación de la
metafísica de las costumbres (Grundlegung zur Metaphysik der Sitten), de 1785
(su primera obra sobre filosofía moral), y Principios metafísicos de la ciencia
natural (Metaphysische Anfangsgründe der Naturwissenschaft), de 1786. Pero el
reconocimiento final de Kant llegó desde una fuente inesperada. En 1786, Karl
Leonhard Reinhold comenzó a publicar una serie de cartas públicas sobre la
filosofía kantiana. En estas cartas, Reinhold enmarcaba la filosofía de Kant
como una respuesta a la principal controversia intelectual de la época: la
Disputa sobre el Panteísmo. Friedrich Heinrich Jacobi había acusado al
recientemente fallecido Gotthold Ephraim Lessing (distinguido dramaturgo y ensayista
filosófico) de spinozismo. Esa acusación, equivalente a la de ateísmo, fue
desmentida rotundamente por Moses Mendelssohn, amigo de Lessing, y surgió una
amarga disputa pública entre ellos. La controversia gradualmente escaló hasta
convertirse en un debate general sobre los valores de la Ilustración y de la
razón en sí misma. Reinhold mantenía en sus cartas que la Crítica de la razón
pura de Kant podía resolver esta disputa defendiendo la autoridad y los límites
de la razón. Las cartas de Reinhold fueron ampliamente leídas e hicieron a Kant
el filósofo más famoso de su época.
Últimas obras de Kant
Kant publicó una
segunda edición de la Crítica de la razón pura en 1787, revisando en
profundidad las primeras partes del libro. La mayoría de sus posteriores obras
se centraron en otras áreas de la filosofía. Continuó desarrollando su
filosofía moral, especialmente en la Crítica de la razón práctica (Kritik der
praktischen Vernunft, conocida como la segunda Crítica) de 1788 y la Metafísica
de las costumbres (Metaphysik der Sitten) de 1797. La Crítica del juicio
(Kritik der Urteilskraft, la tercera Crítica) de 1790 aplicaba el sistema
kantiano a la Estética y la teleología. También escribió varios ensayos algo
populares sobre historia, religión, política y otros temas. Estas obras fueron
bien recibidas por los contemporáneos de Kant y confirmaron su posición
preeminente en la filosofía del siglo XVIII. Había varias revistas dedicadas
únicamente a defender y criticar la filosofía kantiana. Pero, a pesar de su éxito,
las tendencias filosóficas se movían en otra dirección. Muchos de los
discípulos más importantes de Kant (incluyendo a Reinhold, Beck y Fichte)
transformaron la posición kantiana en formas de idealismo cada vez más
radicales. Esto marcó la aparición del Idealismo alemán. Kant se opuso a estos
desarrollos y denunció públicamente a Fichte en una carta abierta9 en 1799. Fue
uno de sus últimos actos filosóficos. La salud de Kant, mala desde hacía mucho
tiempo, empeoró, y murió en Königsberg el 12 de febrero de 1804, murmurando la
palabra «Genug» («suficiente», «basta») antes de expirar.10 Su inacabada obra
final, el fragmentario Opus postumum, fue (como su título sugiere) publicada
póstumamente.
Han surgido una
variedad de creencias populares con respecto a la vida de Kant. A menudo se
sostiene, por ejemplo, que Kant maduró tardíamente, que sólo se convirtió en un
filósofo importante a sus cincuenta y tantos años después de rechazar sus
anteriores puntos de vista. Aunque es cierto que Kant escribió sus mejores
obras relativamente tarde en su vida, hay una tendencia a infravalorar el valor
de sus obras anteriores. Los estudios recientes sobre Kant han dedicado más
atención a estos escritos «precríticos» y se ha reconocido una cierta
continuidad con sus obras maduras.
Muchos de los mitos
comunes acerca de las peculiaridades personales de Kant se enumeran, explican y
refutan en la introducción del traductor inglés Goldthwait de las Observaciones
sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime.11 A menudo se sostiene que Kant
vivió una vida muy estricta y previsible, lo que lleva a la historia a menudo
repetida de que sus vecinos ponían los relojes en hora cuando daba sus paseos
diarios.12 De nuevo, esto es cierto sólo en parte. Mientras fue joven, Kant fue
una persona muy sociable y un apasionado de los convites durante la mayor parte
de su vida. No se casó nunca. Únicamente en una época más avanzada de su vida,
la influencia de su amigo, el comerciante inglés Joseph Green, hizo que Kant
adoptara un estilo de vida más regular.13
Tumba
De 1879 a 1881 se
recolectó dinero para construir una capilla a modo de monumento. La tumba de
Kant se encuentra fuera de la Catedral de Königsberg —actual Kaliningrado— en
el río Pregolya y es uno de los pocos monumentos alemanes conservados por los
soviéticos después de que conquistaran y anexionaran la ciudad en 1945. La
tumba original de Kant fue demolida por las bombas rusas a comienzos de aquel
año. Una réplica de una estatua de Kant, ubicada en frente de la Universidad,
fue donada por una entidad alemana en 1991. Los recién casados llevan flores a
la capilla, como hicieron antes para el monumento de Lenin.
Cerca de la tumba se
halla una placa con la siguiente inscripción en alemán y ruso, tomada de la
«Conclusión» de Crítica de la razón práctica: «Dos cosas me llenan la mente con
un siempre renovado y acrecentado asombro y admiración por mucho que
continuamente reflexione sobre ellas: el firmamento estrellado sobre mí y la
ley moral dentro de mí».
Pensamiento
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Todo aquel que se ocupe
de filosofía moderna no puede dejar de lado a Kant; tal vez haya que decir lo
mismo de todo aquel que se ocupe de filosofía. Su obra es típicamente alemana,
muy elaborada y un tanto nebulosa. Encerrado en su gabinete, donde pasó su
larga vida de casi 80 años, cuidaba poco el filósofo del mundo banal, aun
cuando lo frecuentaba con placer.
Encasillado en su
subjetividad, a la manera de Descartes, da a sus teorías una dirección muy
distinta a la del filósofo francés. Descartes se adentra en su yo, pero ha de
encontrar el camino para elevarse a Dios, y a un tiempo, para dar «certidumbre»
al mundo físico o de la res extensa. Kant, encerrado en un mundo fenoménico, ha
de descalificar la posibilidad de contactar a las cosas en sí mismas, sean las
del mundo, la de Dios, o del alma.
La filosofía de Kant no
niega la existencia de Dios, ni un orden moral, ni la realidad pensable de un
mundo físico. Lo que niega —salvo en lo moral— es que la razón humana pueda
trascender y llegar a esos entes en sí mismos: sean el «mundo», «Dios» o el
«alma». Además Kant constituyó la idea de que el mundo, el Sol y todos los
planetas son complementarios unos con otros.
Kant parte de la
conciencia, de las representaciones fenoménicas del yo. Sean provenientes del
mundo externo o interno. Y se aboca, desde un principio, a la estética
trascendental.
Kant entiende por
sensación el efecto de un objeto sobre la facultad representativa, en cuanto
somos afectados por él. Se entiende que se prescinde por completo de la
naturaleza del objeto afectante y que solamente se presta atención al efecto
que se produce en nosotros, en lo puramente subjetivo.
La intuición empírica
es una percepción cualquiera que refleja a un objeto, y así el conocimiento es
considerado como un medio. La intuición empírica es la que se refiere a un
objeto, pero por medio de la sensación. El fenómeno es el objeto indeterminado
de la intuición empírica. El árbol puede afectarnos y de él tenemos una
representación fenoménica. Nada podemos saber del árbol en sí. La realidad de
la cosa, en ella misma, es un noúmeno no alcanzable.
Estética trascendental
En la Crítica de la
razón pura se parte, asumiendo los resultados del empirismo, afirmando el valor
primordial que se le da a la experiencia, en tanto esta permite presentar y
conocer a los objetos, desde la percepción sensible o intuición (Anschauung).
La capacidad de recibir representaciones se llama sensibilidad, y es una receptividad,
pues los objetos vienen dados por esta. La capacidad que tenemos de pensar los
objetos dados por la sensibilidad se llama entendimiento. Las intuiciones que
se refieren a un objeto dado por las sensaciones se llaman intuiciones
empíricas y el objeto sensible constituido por la sensación y las categorías a
priori de espacio y tiempo impresas por el hombre, se llama fenómeno (término
de origen griego que significa «aquello que aparece»). Asimismo a las
representaciones en las que no se encuentra nada perteneciente a la sensación
se las llama puras. Se sigue que la ciencia de la sensibilidad es llamada
Estética trascendental, que forma parte de la Doctrina Trascendental de los
Elementos en la Crítica de la razón pura.
El empleo del término
«Estética» en Kant difiere del uso que hizo Alexander Gottlieb Baumgarten del
mismo término, en cuanto ciencia de lo bello. El uso de Kant es en realidad más
fiel a la etimología (αισθητική, aisthetike, viene de αἴσθησις, aisthesis, que
significa 'sensación, sensibilidad') pero el de Baumgarten tuvo mejor fortuna.
La Estética
trascendental muestra que, a pesar de la naturaleza receptiva de la
sensibilidad, existen en ella unas condiciones a priori que nos permiten
conocer, mediante el entendimiento, los objetos dados por el sentido externo
(intuición). Estas condiciones son el espacio y el tiempo.
La capacidad
(receptividad) de recibir representaciones, al ser afectadas por los objetos,
se llama «sensibilidad». La ciencia de todos los principios de la sensibilidad a
priori la llamo «estética trascendental».... .../...todas nuestras intuiciones
no son más que una representación fenoménica. Permanece para nosotros
absolutamente desconocido qué sean los objetos en sí, independientemente de
toda esa receptividad de nuestra sensibilidad
Responder a la pregunta
¿qué puedo conocer? exige señalar los principios y límites del conocimiento
científico. Kant defendió en un primer momento la metafísica dogmática
racionalista, para la que era posible, por pura deducción racional, alcanzar el
conocimiento metafísico de la realidad, pero la lectura de Hume le despertó de
este “sueño dogmático”. Kant creyó necesario para los intereses y fines últimos
del hombre una Crítica o examen de la propia Razón sobre sí misma y sus
límites, y propuso, frente a la “filosofía dogmática” una “filosofía crítica”.
El problema es el de si es posible la Metafísica como ciencia y para
solucionarlo debemos investigar antes las condiciones que hacen posible la
ciencia. En esta tarea distingue dos tipos de condiciones: empíricas
(particulares y contingentes) y a priori o transcendentales (universales y
necesarias). La investigación de estas últimas dará lugar a la filosofía
transcendental. Puesto que la ciencia es un conjunto de juicios, se preguntará
por las condiciones que hacen posibles los juicios científicos. Lo que exige
establecer los tipos fundamentales de juicios, que clasificará así: tenemos
juicios analíticos si el predicado se incluye en el sujeto (no dan información
nueva alguna, no son extensivos) y juicios sintéticos cuando el predicado no se
incluye en el sujeto (son juicios extensivos y amplían nuestro conocimiento); y
juicios a priori si su verdad puede ser conocida independientemente de la
experiencia, ya que su fundamento no se halla en ésta (juicios universales y
necesarios) y juicios a posteriori si su verdad es conocida a partir de la
experiencia (particulares y contingentes). Los juicios más importantes son los
juicios sintéticos a priori, que por ser sintéticos amplían nuestro
conocimiento, y por ser a priori son universales y necesarios.
A. II. LA DOCTRINA DEL
CONOCIMIENTO EN LA "CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA"
La tarea fundamental de
esta obra es averiguar cómo son posibles los juicios sintéticos a priori (tanto
en Matemáticas como en Física) y si son posibles en Metafísica. Veamos sus tres
partes principales. La Estética Transcendental se ocupa de la Sensibilidad
(facultad de las sensaciones) y trata de las condiciones transcendentales (universales
y necesarias) que permiten el conocimiento sensible. El efecto de los objetos
en la Sensibilidad son las sensaciones, que son dadas a posteriori y
constituyen la materia del conocer. Pero, gracias a la forma, las sensaciones
se presentan ordenadas en ciertas relaciones; la forma está ya a priori en el
espíritu, como forma de la Sensibilidad. La síntesis de sensaciones o datos
empíricos, como materia, y la forma a priori es el fenómeno. Las formas puras o
principios a priori de la Sensibilidad son el espacio y el tiempo. Espacio y
tiempo son las condiciones de posibilidad de toda experiencia, ahora bien,
espacio y tiempo no son propiedades objetivas de las cosas mismas, sino formas
a priori de la Sensibilidad.
A. III. EL IDEALISMO
TRASCENDENTAL: EL "FENÓMENO" Y EL “NOÚMENO"
Para entender la
aportación de su filosofía, Kant propone la analogía de la revolución
copernicana: al igual que Copérnico consiguió comprender el movimiento de los
astros modificando las relaciones que se creía que existían entre ellos y el
sol, Kant creerá que es posible comprender el conocimiento sintético a priori
si modificamos las relaciones entre el sujeto y el objeto: hasta Kant se había
considerado que el sujeto era pasivo en el acto del conocimiento y se tenía que
plegar al objeto para conocerlo; pero de este modo es imposible entender el
conocimiento a priori. El giro copernicano consiste en rechazar la concepción
tradicional del conocimiento y considerar que el sujeto es activo, que son las
cosas las que se deben someter a nosotros de cara al conocimiento: sólo podemos
conocer a priori de las cosas aquello que antes hemos puesto en ellas; podemos
comprender el conocimiento a priori si admitimos que conocemos únicamente los
fenómenos y no las cosas en sí mismas o noúmenos, tesis principal del Idealismo
Trascendental. El Idealismo Trascendental es la culminación del pensamiento
moderno, que comienza con el planteamiento cartesiano del problema del
conocimiento y que progresivamente va centrando en el sujeto el fundamento de
la experiencia humana.
B. I. LA RAZÓN PRÁCTICA
Y EL CONOCIMIENTO MORAL
La Razón Teórica formula
juicios y se ocupa de conocer cómo son las cosas; la Razón Práctica ofrece
imperativos y se ocupa de cómo debe ser la conducta de los seres racionales.
Punto de partida de la ética kantiana: en la experiencia moral hay algo análogo
al dato fundamental del conocimiento: el "factum de la moralidad", el
hecho moral, la existencia del deber: todos los hombres tienen conciencia de
estar sometidos a prescripciones morales, se sienten obligados a hacer ciertas
cosas y a evitar otras. Esta conciencia del deber es conciencia de una
determinación de la voluntad que posee características análogas a las de la
experiencia de conocimiento: la universalidad y la necesidad. La ética kantiana
es un intento de entender el factum de la moralidad y sus condiciones de
posibilidad, del mismo modo que la teoría del conocimiento kantiana es la
investigación de las condiciones de posibilidad de la ciencia. Kant clasifica
los principios prácticos del siguiente modo: las máximas expresan cómo nos
comportamos dadas tales o cuales circunstancias; hay máximas buenas y malas
B. II. CRÍTICA DE KANT A
LAS ÉTICAS MATERIALES
.
Podemos caracterizar la
ética kantiana a partir de sus tres rasgos siguientes:
• Es formal: la materia
del imperativo es lo mandado, la forma el grado de universalidad del
imperativo. La tesis esencial de la ética kantiana consiste en indicar que una
máxima describe propiamente una acción moral cuando cumple un requisito
puramente formal: que pueda ser universalizable.
• Es autónoma: un sujeto
es autónomo cuando tiene la capacidad para darse a sí mismo sus propias leyes,
y es heterónomo cuando las leyes no descansan en él mismo, cuando le vienen de
fuera; la ética kantiana es autónoma al afirmar que sólo las acciones morales
son autónomas
• El fundamento de las
acciones buenas es el deber, no la inclinación: para que una acción sea buena
no basta que sea conforme al deber, además ha de hacerse por deber. El
rigorismo kantiano implica el deber por el deber, aunque vaya en contra de mi
felicidad y de las personas que quiero, y el carácter universal de la bondad o
maldad de una acción, universalidad que impide aceptar excepciones en la
validez del impe- rativo categórico.
B. IV. POSTULADOS DE LA
RAZÓN PRÁCTICA
El Idealismo
Trascendental rechaza la posibilidad del conocimiento metafísico (de Dios, el
alma, la libertad...); pero Kant no negará todo acceso a esa realidades, sólo
el intelectual, el conocimiento científico, pues únicamente cabe la ciencia de
la realidad fenoménica. Pero para Kant hay otra experiencia que puede
vincularnos con lo metafísico: la experiencia moral. Y ello a partir de los
llamados postulados de la Razón Práctica o proposiciones que no pueden ser
demostradas desde la razón teórica pero que han de ser admitidas si se quiere
entender el "factum moral"; estos postulados se refieren precisamente
a la existencia de la libertad, la inmortalidad del alma, y la existencia de
Dios. Aunque desde la perspectiva de la razón teórica se concibe al hombre como
sometido a la ley de la causalidad y necesidad natural, desde la perspectiva de
la razón práctica podemos defender la existencia de la libertad pues la
libertad es la condición de posibilidad de la acción moral (únicamente de las
acciones libres podemos predicar valor y responsabilidad moral); la libertad es
la capacidad de los seres racionales para determinarse a obrar según leyes que
son dadas por su propia razón; libertad equivale a autonomía de la voluntad.
Kant propuso que el
problema fundamental de la filosofía es “Saber si la razón humana es capaz de
conocer”. Kant piensa que lo primero que debe hacerse es someter la razón a
juicio o valoración, para saber si la razón de uno tiene la capacidad de
resolver los problemas que acomete. El resultado de esto, es un sistema
filosófico formado en torno al análisis de la razón misma.
Este sistema recibe el
nombre de Criticismo o Idealismo Trascendental. Ésta afirma que el sujeto del
conocimiento es una síntesis entre los datos de la experiencia de nuestra mente
que constituyen la forma de cualquier conocimiento.
Kant resume su
filosofía y sus obras en unas simples preguntas ¿Qué puedo conocer?, ¿Qué puedo
hacer? ¿Qué puedo esperar? A la que agrega otra pregunta ¿qué es el Hombre?
Para Kant el ser humano es el sujeto de las cuestiones, por lo que la
investigación kantiana tiene que ver con el hombre mismo.
Kant responde a la
primera incógnitas en sus obras Crítica a la razón pura, a la segunda en La
Crítica de la razón Práctica, y a la tercera en La religión dentro de los
límites de la mera razón.
Juicios Kantianos
Kant no intenta estudiar
la ciencia, sino de estudiar lo que la hace posible. Para Kant estudiar las
condiciones que hacen posible la ciencia es estudiar las condiciones de los
juicios en que ella se expresa.
Para Kant todos los
conocimientos científicos se expresan en juicios. Es decir; en una secuencia
ordenada de proposiciones de las que algo (predicado), se afirma de algo
(sujeto).
Ejemplo. Un triángulo tiene
tres ángulos.
Un triángulo (es el
sujeto)
Tiene tres ángulos (es
el predicado)
De esta manera los
conocimientos científicos se expresan en (sujeto y predicado).
De ahí, Kant concreta su
análisis de las condiciones de posibilidades de la ciencia partiendo de la
clasificación de los juicios.
A. POSICIÓN
INTELECTUAL DE KANT
El idealismo
racionalista culmina con Leibniz: toda explicación racional del universo se
apoya en la demostración de la existencia de Dios, autor de la armonía que
existe entre todas las mónadas. De otra parte, con Hume llega el empirismo
inglés a su más rotunda formulación: para ese filósofo, la existencia es algo
meramente subjetivo y sólo median diferencias de grado entre la noción de
"algo existente", que en realidad poseemos o creemos poseer, y la
impresión puramente imaginada de ese "algo existente".
El tercero de
los antecedentes de la filosofía kantiana es la física de Newton. En tanto que
el empirismo concluye afirmando la imposibilidad de todo conocimiento
trascendente -término opuesto a inmanente-, la física permite un conocimiento
exacto de la naturaleza.
La oposición
entre la física de Newton y las teorías de Hume, y la afirmación básica de
Leibniz respecto a la existencia de Dios, movieron a Kant -después de un largo
período de meditación: la "etapa precrítica"- a formular una
filosofía que, teniendo en cuenta el empirismo de Hume, se aproximara por su
estructuración a la física de Newton. Se trataba de conocer la realidad, de
saber si es posible el conocimiento objetivo, planteando así -como base de una
futura metafísica- el problema previo de la crítica del conocimiento humano.68
B. LA CRÍTICA DE
LA RAZÓN PURA
Conocer equivale
a captar el ser de las cosas. Si estas existen fuera de mí mismo, es decir, en
sí mismas, serán trascendentes, y conocerlas equivaldrá a conocer algo que
existe fuera del sujeto pensante. Por el contrario, si lo exterior no llega a
nosotros sino deformado, o si el hombre solamente puede conocer lo que hay en
sí mismo, tal como afirmaba Berkeley, el conocimiento trascendental será
imposible, porque lo que podemos conocer es apenas algo meramente subjetivo:
nuestras propias ideas.Por "razón pura" entiende Kant una manera de
conocimiento que no proviene de nuestros sentidos y que es independiente de toda
experiencia.
1. Nuómeno y
fenómeno
El conocimiento
es inmanente o es trascendente, tal como lo había planteado ya la filosofía
clásica de los griegos. Pero solamente en el segundo caso podrá ser posible una
metafísica. La disyuntiva es resuelta por Kant afirmando que el conocimiento es
trascendental, lo que en este caso quiere decir que capta la realidad de lo
objetivo, de las cosas, pero lo capta en el sujeto pensante. Ahora bien: a la
cosa como la conozco, da Kant el nombre de fenómeno; a la cosa tal como es, la
llama nuómeno. El nur mo conocido en el fenómeno no es la cosa en sí, ni puede
serlo, pero es el ser trascendental.
2. Los modos de
saber
Tendido así un
puente entre lo subjetivo y lo objetivo, entre el fenómeno y el nuómeno, habrá
que preguntarse si hay modos de conocimiento, y cuáles son. Para Kant existen
tres: la sensibilidad, el entendimiento discursivo y la razón. Pero el
conocimiento es a priori o a posteriori: el primero no reposa en la experiencia
y el segundo la presupone. Sólo el conocimiento a priori es universal y,
además, necesario. De donde la ciencia -tal como ocurre en (a Física y la
Matemática- será un conocimiento a priori. Pero, qué ocurre respecto de la
Metafísica? Para responder a esta pregunta -se trata de saber, en definitiva,
si es posible conocer el nuómeno- Kant se pregunta inicialmente cómo es posible
la Matemática; luego, cómo es posible la Física.
3. La teoría del
juicio
Hay juicios
analíticos y juicios sintéticos. Los primeros son aquellos cuyo sujeto contiene
al predicado: así al predicar el género respecto de una especie, o una
propiedad esencial respecto de esta. Los segundos son los que unen un predicado
a un sujeto que carecía de tal predicado. Esta última clase de juicios, por
consiguiente, es la que enriquece el concepto del sujeto.Como los juicios son
comparaciones, los analíticos resultan ser a priori, porque basta con
contraponer sujeto y predicado, para conocer si son compatibles o
incompatibles, es decir, verdaderos o falsos. En cuanto a los juicios
sintéticos, son en su totalidad a posteriori. Este es, para Kant, el problema
central, porque si contestamos afirmativamente la pregunta, ocurre que todo
conocimiento realmente nuevo -y que no sea simple deducción de algo que ya
sabemos- es un juicio posteriori, y por tanto no será necesario ni universal.
Dicho de otra manera: la ciencia, que procede a base de realizar nuevos
descubrimientos, o no es necesaria y universal, o es solamente la reiteración,
mediante juicios analíticos, de lo que ya se sabe. Ante esta dificultad, y en
vista de realidades científicas como la física de Newton o el cálculo
infinitesimal de Leibniz, piensa Kant que tienen que existir juicios que
amplíen el conocimiento, es decir, juicios sintéticos que sean necesarios y
universales, o sea juicios sintéticos a priori. Es entonces cuando enuncia el
problema preguntándose: cómo son posibles, si es que lo son, los juicios
sintéticos en la matemática, en la física y en la metafísica.
El logro esencial de Kant es separar radicalmente la razón instrumental de
la razón especulativa o dialéctica, no quedando esta última condenada a la
ilegalidad sino referida a una legalidad diferente. Quizá esta escisión
fundamental no es más que la interiorización definitiva de la división del
trabajo, que hiende el espíritu para dominar mejor al hombre. En todo caso,
desde un punto de vista histórico, Kant no sólo no acaba con la metafísica
especulativa, sino que acelera su más alto cumplimiento, al destacar el
definitivo papel del sujeto en la constitución del objeto. Libre, por obra del
mismo Kant, del modelo de la ciencia experimental, la especulación metafísica,
es decir, el ejercicio de la razón pura, levanta sus más audaces construcciones:
los sistemas de Fichte, Hegel y Schelling.
Para Kant, «Dios, el alma, el cosmos universal son sublimes objetos
extrasensoriales, creados por la razón pura y fuente inacabable de antinomias
paradójicas en cuanto intentan ser pensados como cosas reales, de las que
percibimos con los sentidos». Esta crítica kantiana asestaba un duro golpe a
las pretensiones racionales de los metafísi-cos y teólogos tradicionales, de la
gran escuela sistemático-especula-tiva. Pero una vez independizado de estos
dominios, Kant no aspira a ir más lejos, ni mucho menos a socavar las creencias
religiosas y morales establecidas. Por el contrario, halla de nuevo en la
conciencia moral y en el imperativo categórico de acatamiento al deber inscrito
en ella una nueva base, autónoma esta vez, pero no menos eficaz, para
sustentar la creencia en un alma libre e inmortal y un dios omnipotente, que
rige justicieramente su destino. La doctrina ético-religiosa tradicional, antes
impuesta con autoridad por la jerarquía exterior, se interioriza de modo tan
suficiente que el individuo ya no necesita la amenaza dogmática para
sustentarla. La mayoría de edad ilustrada, según Kant, como suscribiría
posteriormente Freud, es la supresión de la autoridad paterna porque uno mismo
ha llegado a convertirse en su propio padre.
Además de su teoría del conocimiento que tanta importancia tiene en el
ámbito científico y metafísico, Kant también centró su atención en el tema de
la moral. ¿Cómo podemos llegar a descubrir qué es lo específico del
conocimiento humano y de la moral? No son, por supuesto, los dogmas, o los
mandamientos que varían de un lugar a otro, sino que hay que buscar el núcleo
mismo de la moral. Kant lo centró en lo que llamaba un imperativo categórico.
En la Filosofía del
Derecho desde el siglo XIX la influencia de Kant ha sido sin duda la más importante
si se le compara a la que ejerciera cualquier otro filósofo clásico. Esto vale,
sin embargo, más por su teoría crítica del conocimiento que por su teoría
jurídica. De esta forma, durante la segunda mitad del siglo XIX surgió la
Teoría General del Derecho, cuyos principales autores fueron Merkl, Binding,
Bierling, Bergbohm, Somló y Bluntschli. Esta nueva disciplina especial de la
Filosofía del Derecho se apoyó en un principio elaborado con base en la
Filosofía de Kant: debido a que los contenidos jurídicos no pueden ser
accesibles al conocimiento científico, en beneficio de la seguridad jurídica
tienen que ser establecidos los criterios formales que sirven para determinar
lo que debe ser el Derecho. El formalismo jurídico en la Filosofía del Derecho que
sirviera para justificar la legislación y la jurisprudencia del régimen
nacionalsocialista, tuvo a uno de sus más importantes representantes en Rudolf
Stammler para quien fue posible establecer que, los principios de un Derecho
justo no son normas, sino que más bien, tienen la significación de pensamientos
metódicos que nos ayudan a elegir entre una muy amplia variedad de normas
jurídicas concretas,y que por ello un Derecho correcto no era más que una forma
pura del pensamiento, un método formal y que no era posible encontrar ningún
precepto jurídico que comprobara con base en la especialidad de su contenido su
validez absoluta. * Doctor en Derecho por la Universidad de Heidelberg en
Alemania y profesor de tiempo completo de la Universidad Iberoamericana, Plantel
Santa Fe.
TOMADO: http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Minima/Kant-resumen-minimo.htm El día 21/04/2014
TOMADO: http://es.wikibooks.org/wiki/Filosof%C3%ADa_de_Kant El dia
21/04/2014
A. I. PLANTEAMIENTO KANTIANO DEL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO
Responder a la pregunta
¿qué puedo conocer? exige señalar los principios y límites del conocimiento
científico. Kant defendió en un primer momento la metafísica dogmática
racionalista, para la que era posible, por pura deducción racional, alcanzar el
conocimiento metafísico de la realidad, pero la lectura de Hume le despertó de
este “sueño dogmático”. Kant creyó necesario para los intereses y fines últimos
del hombre una Crítica o examen de la propia Razón sobre sí misma y sus
límites, y propuso, frente a la “filosofía dogmática” una “filosofía crítica”.
El problema es el de si es posible la Metafísica como ciencia y para
solucionarlo debemos investigar antes las condiciones que hacen posible la ciencia.
En esta tarea distingue dos tipos de condiciones: empíricas (particulares y
contingentes) y a priori o transcendentales (universales y necesarias). La
investigación de estas últimas dará lugar a la filosofía transcendental. Puesto
que la ciencia es un conjunto de juicios, se preguntará por las condiciones que
hacen posibles los juicios científicos. Lo que exige establecer los tipos
fundamentales de juicios, que clasificará así: tenemos juicios analíticos si el
predicado se incluye en el sujeto (no dan información nueva alguna, no son
extensivos) y juicios sintéticos cuando el predicado no se incluye en el sujeto
(son juicios extensivos y amplían nuestro conocimiento); y juicios a priori si
su verdad puede ser conocida independientemente de la experiencia, ya que su
fundamento no se halla en ésta (juicios universales y necesarios) y juicios a
posteriori si su verdad es conocida a partir de la experiencia (particulares y
contingentes). Los juicios más importantes son los juicios sintéticos a priori,
que por ser sintéticos amplían nuestro conocimiento, y por ser a priori son
universales y necesarios.
A. II. LA DOCTRINA DEL
CONOCIMIENTO EN LA "CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA"
La tarea fundamental de
esta obra es averiguar cómo son posibles los juicios sintéticos a priori (tanto
en Matemáticas como en Física) y si son posibles en Metafísica. Veamos sus tres
partes principales. La Estética Transcendental se ocupa de la Sensibilidad
(facultad de las sensaciones) y trata de las condiciones transcendentales
(universales y necesarias) que permiten el conocimiento sensible. El efecto de
los objetos en la Sensibilidad son las sensaciones, que son dadas a posteriori
y constituyen la materia del conocer. Pero, gracias a la forma, las sensaciones
se presentan ordenadas en ciertas relaciones; la forma está ya a priori en el
espíritu, como forma de la Sensibilidad. La síntesis de sensaciones o datos
empíricos, como materia, y la forma a priori es el fenómeno. Las formas puras o
principios a priori de la Sensibilidad son el espacio y el tiempo. Espacio y
tiempo son las condiciones de posibilidad de toda experiencia, ahora bien,
espacio y tiempo no son propiedades objetivas de las cosas mismas, sino formas
a priori de la Sensibilidad.
A. III. EL IDEALISMO
TRASCENDENTAL: EL "FENÓMENO" Y EL “NOÚMENO"
Para entender la
aportación de su filosofía, Kant propone la analogía de la revolución
copernicana: al igual que Copérnico consiguió comprender el movimiento de los
astros modificando las relaciones que se creía que existían entre ellos y el
sol, Kant creerá que es posible comprender el conocimiento sintético a priori
si modificamos las relaciones entre el sujeto y el objeto: hasta Kant se había
considerado que el sujeto era pasivo en el acto del conocimiento y se tenía que
plegar al objeto para conocerlo; pero de este modo es imposible entender el
conocimiento a priori. El giro copernicano consiste en rechazar la concepción
tradicional del conocimiento y considerar que el sujeto es activo, que son las
cosas las que se deben someter a nosotros de cara al conocimiento: sólo podemos
conocer a priori de las cosas aquello que antes hemos puesto en ellas; podemos
comprender el conocimiento a priori si admitimos que conocemos únicamente los
fenómenos y no las cosas en sí mismas o noúmenos, tesis principal del Idealismo
Trascendental. El Idealismo Trascendental es la culminación del pensamiento
moderno, que comienza con el planteamiento cartesiano del problema del
conocimiento y que progresivamente va centrando en el sujeto el fundamento de
la experiencia humana.
B. I. LA RAZÓN PRÁCTICA
Y EL CONOCIMIENTO MORAL
La Razón Teórica formula
juicios y se ocupa de conocer cómo son las cosas; la Razón Práctica ofrece
imperativos y se ocupa de cómo debe ser la conducta de los seres racionales.
Punto de partida de la ética kantiana: en la experiencia moral hay algo análogo
al dato fundamental del conocimiento: el "factum de la moralidad", el
hecho moral, la existencia del deber: todos los hombres tienen conciencia de
estar sometidos a prescripciones morales, se sienten obligados a hacer ciertas
cosas y a evitar otras. Esta conciencia del deber es conciencia de una
determinación de la voluntad que posee características análogas a las de la
experiencia de conocimiento: la universalidad y la necesidad. La ética kantiana
es un intento de entender el factum de la moralidad y sus condiciones de
posibilidad, del mismo modo que la teoría del conocimiento kantiana es la
investigación de las condiciones de posibilidad de la ciencia. Kant clasifica
los principios prácticos del siguiente modo: las máximas expresan cómo nos
comportamos dadas tales o cuales circunstancias; hay máximas buenas y malas
B. II. CRÍTICA DE KANT A
LAS ÉTICAS MATERIALES
Hasta Kant las éticas
habían sido materiales, frente a todas ellas, su ética es formal. Son
materiales aquellas éticas según las cuales la bondad o maldad de la conducta
depende de algo que se considera Bien Supremo (sea espiritual o material): los
actos serán buenos cuando nos acerquen a él y malos cuando nos alejen de él.
Toda ética material parte de que hay bienes, cosas buenas para el hombre,
determina cuál es su bien o fin supremo y establece las normas o preceptos para
alcanzarlo. Pero los preceptos de toda ética material son hipotéticos,
empíricos, por lo que no valen absolutamente, sino sólo de un modo condicional,
como medios para conseguir un fin.
B. III. LA ÉTICA FORMAL
DE KANT
Podemos caracterizar la
ética kantiana a partir de sus tres rasgos siguientes:
• Es formal: la materia
del imperativo es lo mandado, la forma el grado de universalidad del
imperativo. La tesis esencial de la ética kantiana consiste en indicar que una
máxima describe propiamente una acción moral cuando cumple un requisito
puramente formal: que pueda ser universalizable.
• Es autónoma: un sujeto
es autónomo cuando tiene la capacidad para darse a sí mismo sus propias leyes,
y es heterónomo cuando las leyes no descansan en él mismo, cuando le vienen de
fuera; la ética kantiana es autónoma al afirmar que sólo las acciones morales
son autónomas
• El fundamento de las
acciones buenas es el deber, no la inclinación: para que una acción sea buena
no basta que sea conforme al deber, además ha de hacerse por deber. El
rigorismo kantiano implica el deber por el deber, aunque vaya en contra de mi
felicidad y de las personas que quiero, y el carácter universal de la bondad o
maldad de una acción, universalidad que impide aceptar excepciones en la
validez del impe- rativo categórico.
B. IV. POSTULADOS DE LA
RAZÓN PRÁCTICA
El Idealismo
Trascendental rechaza la posibilidad del conocimiento metafísico (de Dios, el
alma, la libertad...); pero Kant no negará todo acceso a esa realidades, sólo
el intelectual, el conocimiento científico, pues únicamente cabe la ciencia de
la realidad fenoménica. Pero para Kant hay otra experiencia que puede
vincularnos con lo metafísico: la experiencia moral. Y ello a partir de los
llamados postulados de la Razón Práctica o proposiciones que no pueden ser
demostradas desde la razón teórica pero que han de ser admitidas si se quiere
entender el "factum moral"; estos postulados se refieren precisamente
a la existencia de la libertad, la inmortalidad del alma, y la existencia de
Dios. Aunque desde la perspectiva de la razón teórica se concibe al hombre como
sometido a la ley de la causalidad y necesidad natural, desde la perspectiva de
la razón práctica podemos defender la existencia de la libertad pues la
libertad es la condición de posibilidad de la acción moral (únicamente de las
acciones libres podemos predicar valor y responsabilidad moral); la libertad es
la capacidad de los seres racionales para determinarse a obrar según leyes que
son dadas por su propia razón; libertad equivale a autonomía de la voluntad.
TOMADO: http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Minima/Kant-resumen-minimo.htm El día 21/04/2014
Kant propuso que el
problema fundamental de la filosofía es “Saber si la razón humana es capaz de
conocer”. Kant piensa que lo primero que debe hacerse es someter la razón a
juicio o valoración, para saber si la razón de uno tiene la capacidad de
resolver los problemas que acomete. El resultado de esto, es un sistema
filosófico formado en torno al análisis de la razón misma.
Este sistema recibe el
nombre de Criticismo o Idealismo Trascendental. Ésta afirma que el sujeto del
conocimiento es una síntesis entre los datos de la experiencia de nuestra mente
que constituyen la forma de cualquier conocimiento.
Kant resume su
filosofía y sus obras en unas simples preguntas ¿Qué puedo conocer?, ¿Qué puedo
hacer? ¿Qué puedo esperar? A la que agrega otra pregunta ¿qué es el Hombre?
Para Kant el ser humano es el sujeto de las cuestiones, por lo que la
investigación kantiana tiene que ver con el hombre mismo.
Kant responde a la
primera incógnitas en sus obras Crítica a la razón pura, a la segunda en La
Crítica de la razón Práctica, y a la tercera en La religión dentro de los límites
de la mera razón.
Juicios Kantianos
Kant no intenta estudiar
la ciencia, sino de estudiar lo que la hace posible. Para Kant estudiar las
condiciones que hacen posible la ciencia es estudiar las condiciones de los
juicios en que ella se expresa.
Para Kant todos los
conocimientos científicos se expresan en juicios. Es decir; en una secuencia
ordenada de proposiciones de las que algo (predicado), se afirma de algo
(sujeto).
Ejemplo. Un triángulo
tiene tres ángulos.
Un triángulo (es el
sujeto)
Tiene tres ángulos (es
el predicado)
De esta manera los
conocimientos científicos se expresan en (sujeto y predicado).
De ahí, Kant concreta su
análisis de las condiciones de posibilidades de la ciencia partiendo de la
clasificación de los juicios.
TOMADO: http://es.wikibooks.org/wiki/Filosof%C3%ADa_de_Kant El dia
21/04/2014
A. POSICIÓN
INTELECTUAL DE KANT
El idealismo
racionalista culmina con Leibniz: toda explicación racional del universo se
apoya en la demostración de la existencia de Dios, autor de la armonía que
existe entre todas las mónadas. De otra parte, con Hume llega el empirismo
inglés a su más rotunda formulación: para ese filósofo, la existencia es algo
meramente subjetivo y sólo median diferencias de grado entre la noción de
"algo existente", que en realidad poseemos o creemos poseer, y la
impresión puramente imaginada de ese "algo existente".
El tercero de
los antecedentes de la filosofía kantiana es la física de Newton. En tanto que el
empirismo concluye afirmando la imposibilidad de todo conocimiento trascendente
-término opuesto a inmanente-, la física permite un conocimiento exacto de la
naturaleza.
La oposición
entre la física de Newton y las teorías de Hume, y la afirmación básica de
Leibniz respecto a la existencia de Dios, movieron a Kant -después de un largo
período de meditación: la "etapa precrítica"- a formular una
filosofía que, teniendo en cuenta el empirismo de Hume, se aproximara por su
estructuración a la física de Newton. Se trataba de conocer la realidad, de
saber si es posible el conocimiento objetivo, planteando así -como base de una
futura metafísica- el problema previo de la crítica del conocimiento humano.68
B. LA CRÍTICA DE
LA RAZÓN PURA
Conocer equivale
a captar el ser de las cosas. Si estas existen fuera de mí mismo, es decir, en
sí mismas, serán trascendentes, y conocerlas equivaldrá a conocer algo que
existe fuera del sujeto pensante. Por el contrario, si lo exterior no llega a
nosotros sino deformado, o si el hombre solamente puede conocer lo que hay en
sí mismo, tal como afirmaba Berkeley, el conocimiento trascendental será
imposible, porque lo que podemos conocer es apenas algo meramente subjetivo:
nuestras propias ideas.Por "razón pura" entiende Kant una manera de
conocimiento que no proviene de nuestros sentidos y que es independiente de
toda experiencia.
1. Nuómeno y
fenómeno
El conocimiento
es inmanente o es trascendente, tal como lo había planteado ya la filosofía
clásica de los griegos. Pero solamente en el segundo caso podrá ser posible una
metafísica. La disyuntiva es resuelta por Kant afirmando que el conocimiento es
trascendental, lo que en este caso quiere decir que capta la realidad de lo
objetivo, de las cosas, pero lo capta en el sujeto pensante. Ahora bien: a la
cosa como la conozco, da Kant el nombre de fenómeno; a la cosa tal como es, la
llama nuómeno. El nur mo conocido en el fenómeno no es la cosa en sí, ni puede
serlo, pero es el ser trascendental.
2. Los modos de
saber
Tendido así un
puente entre lo subjetivo y lo objetivo, entre el fenómeno y el nuómeno, habrá
que preguntarse si hay modos de conocimiento, y cuáles son. Para Kant existen
tres: la sensibilidad, el entendimiento discursivo y la razón. Pero el
conocimiento es a priori o a posteriori: el primero no reposa en la experiencia
y el segundo la presupone. Sólo el conocimiento a priori es universal y,
además, necesario. De donde la ciencia -tal como ocurre en (a Física y la
Matemática- será un conocimiento a priori. Pero, qué ocurre respecto de la
Metafísica? Para responder a esta pregunta -se trata de saber, en definitiva,
si es posible conocer el nuómeno- Kant se pregunta inicialmente cómo es posible
la Matemática; luego, cómo es posible la Física.
3. La teoría del
juicio
Hay juicios
analíticos y juicios sintéticos. Los primeros son aquellos cuyo sujeto contiene
al predicado: así al predicar el género respecto de una especie, o una
propiedad esencial respecto de esta. Los segundos son los que unen un predicado
a un sujeto que carecía de tal predicado. Esta última clase de juicios, por
consiguiente, es la que enriquece el concepto del sujeto.Como los juicios son
comparaciones, los analíticos resultan ser a priori, porque basta con
contraponer sujeto y predicado, para conocer si son compatibles o
incompatibles, es decir, verdaderos o falsos. En cuanto a los juicios
sintéticos, son en su totalidad a posteriori. Este es, para Kant, el problema
central, porque si contestamos afirmativamente la pregunta, ocurre que todo conocimiento
realmente nuevo -y que no sea simple deducción de algo que ya sabemos- es un
juicio posteriori, y por tanto no será necesario ni universal. Dicho de otra
manera: la ciencia, que procede a base de realizar nuevos descubrimientos, o no
es necesaria y universal, o es solamente la reiteración, mediante juicios analíticos,
de lo que ya se sabe. Ante esta dificultad, y en vista de realidades
científicas como la física de Newton o el cálculo infinitesimal de Leibniz,
piensa Kant que tienen que existir juicios que amplíen el conocimiento, es
decir, juicios sintéticos que sean necesarios y universales, o sea juicios
sintéticos a priori. Es entonces cuando enuncia el problema preguntándose: cómo
son posibles, si es que lo son, los juicios sintéticos en la matemática, en la
física y en la metafísica.
El logro esencial de Kant es separar radicalmente la razón instrumental de
la razón especulativa o dialéctica, no quedando esta última condenada a la
ilegalidad sino referida a una legalidad diferente. Quizá esta escisión
fundamental no es más que la interiorización definitiva de la división del
trabajo, que hiende el espíritu para dominar mejor al hombre. En todo caso,
desde un punto de vista histórico, Kant no sólo no acaba con la metafísica
especulativa, sino que acelera su más alto cumplimiento, al destacar el
definitivo papel del sujeto en la constitución del objeto. Libre, por obra del
mismo Kant, del modelo de la ciencia experimental, la especulación metafísica,
es decir, el ejercicio de la razón pura, levanta sus más audaces construcciones:
los sistemas de Fichte, Hegel y Schelling.
Para Kant, «Dios, el alma, el cosmos universal son sublimes objetos
extrasensoriales, creados por la razón pura y fuente inacabable de antinomias
paradójicas en cuanto intentan ser pensados como cosas reales, de las que
percibimos con los sentidos». Esta crítica kantiana asestaba un duro golpe a
las pretensiones racionales de los metafísi-cos y teólogos tradicionales, de la
gran escuela sistemático-especula-tiva. Pero una vez independizado de estos
dominios, Kant no aspira a ir más lejos, ni mucho menos a socavar las creencias
religiosas y morales establecidas. Por el contrario, halla de nuevo en la
conciencia moral y en el imperativo categórico de acatamiento al deber inscrito
en ella una nueva base, autónoma esta vez, pero no menos eficaz, para
sustentar la creencia en un alma libre e inmortal y un dios omnipotente, que
rige justicieramente su destino. La doctrina ético-religiosa tradicional, antes
impuesta con autoridad por la jerarquía exterior, se interioriza de modo tan
suficiente que el individuo ya no necesita la amenaza dogmática para
sustentarla. La mayoría de edad ilustrada, según Kant, como suscribiría
posteriormente Freud, es la supresión de la autoridad paterna porque uno mismo
ha llegado a convertirse en su propio padre.
Además de su teoría del conocimiento que tanta importancia tiene en el
ámbito científico y metafísico, Kant también centró su atención en el tema de
la moral. ¿Cómo podemos llegar a descubrir qué es lo específico del
conocimiento humano y de la moral? No son, por supuesto, los dogmas, o los
mandamientos que varían de un lugar a otro, sino que hay que buscar el núcleo
mismo de la moral. Kant lo centró en lo que llamaba un imperativo categórico.
En la Filosofía del
Derecho desde el siglo XIX la influencia de Kant ha sido sin duda la más
importante si se le compara a la que ejerciera cualquier otro filósofo clásico.
Esto vale, sin embargo, más por su teoría crítica del conocimiento que por su
teoría jurídica. De esta forma, durante la segunda mitad del siglo XIX surgió
la Teoría General del Derecho, cuyos principales autores fueron Merkl, Binding,
Bierling, Bergbohm, Somló y Bluntschli. Esta nueva disciplina especial de la
Filosofía del Derecho se apoyó en un principio elaborado con base en la
Filosofía de Kant: debido a que los contenidos jurídicos no pueden ser
accesibles al conocimiento científico, en beneficio de la seguridad jurídica
tienen que ser establecidos los criterios formales que sirven para determinar
lo que debe ser el Derecho. El formalismo jurídico en la Filosofía del Derecho
que sirviera para justificar la legislación y la jurisprudencia del régimen
nacionalsocialista, tuvo a uno de sus más importantes representantes en Rudolf
Stammler para quien fue posible establecer que, los principios de un Derecho
justo no son normas, sino que más bien, tienen la significación de pensamientos
metódicos que nos ayudan a elegir entre una muy amplia variedad de normas
jurídicas concretas,y que por ello un Derecho correcto no era más que una forma
pura del pensamiento, un método formal y que no era posible encontrar ningún
precepto jurídico que comprobara con base en la especialidad de su contenido su
validez absoluta. * Doctor en Derecho por la Universidad de Heidelberg en
Alemania y profesor de tiempo completo de la Universidad Iberoamericana,
Plantel Santa Fe.
A. I. PLANTEAMIENTO
KANTIANO DEL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO
Responder a la pregunta
¿qué puedo conocer? exige señalar los principios y límites del conocimiento
científico. Kant defendió en un primer momento la metafísica dogmática
racionalista, para la que era posible, por pura deducción racional, alcanzar el
conocimiento metafísico de la realidad, pero la lectura de Hume le despertó de
este “sueño dogmático”. Kant creyó necesario para los intereses y fines últimos
del hombre una Crítica o examen de la propia Razón sobre sí misma y sus
límites, y propuso, frente a la “filosofía dogmática” una “filosofía crítica”.
El problema es el de si es posible la Metafísica como ciencia y para
solucionarlo debemos investigar antes las condiciones que hacen posible la ciencia.
En esta tarea distingue dos tipos de condiciones: empíricas (particulares y
contingentes) y a priori o transcendentales (universales y necesarias). La
investigación de estas últimas dará lugar a la filosofía transcendental. Puesto
que la ciencia es un conjunto de juicios, se preguntará por las condiciones que
hacen posibles los juicios científicos. Lo que exige establecer los tipos
fundamentales de juicios, que clasificará así: tenemos juicios analíticos si el
predicado se incluye en el sujeto (no dan información nueva alguna, no son
extensivos) y juicios sintéticos cuando el predicado no se incluye en el sujeto
(son juicios extensivos y amplían nuestro conocimiento); y juicios a priori si
su verdad puede ser conocida independientemente de la experiencia, ya que su
fundamento no se halla en ésta (juicios universales y necesarios) y juicios a
posteriori si su verdad es conocida a partir de la experiencia (particulares y
contingentes). Los juicios más importantes son los juicios sintéticos a priori,
que por ser sintéticos amplían nuestro conocimiento, y por ser a priori son
universales y necesarios.
A. II. LA DOCTRINA DEL
CONOCIMIENTO EN LA "CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA"
La tarea fundamental de
esta obra es averiguar cómo son posibles los juicios sintéticos a priori (tanto
en Matemáticas como en Física) y si son posibles en Metafísica. Veamos sus tres
partes principales. La Estética Transcendental se ocupa de la Sensibilidad
(facultad de las sensaciones) y trata de las condiciones transcendentales
(universales y necesarias) que permiten el conocimiento sensible. El efecto de
los objetos en la Sensibilidad son las sensaciones, que son dadas a posteriori
y constituyen la materia del conocer. Pero, gracias a la forma, las sensaciones
se presentan ordenadas en ciertas relaciones; la forma está ya a priori en el
espíritu, como forma de la Sensibilidad. La síntesis de sensaciones o datos
empíricos, como materia, y la forma a priori es el fenómeno. Las formas puras o
principios a priori de la Sensibilidad son el espacio y el tiempo. Espacio y
tiempo son las condiciones de posibilidad de toda experiencia, ahora bien,
espacio y tiempo no son propiedades objetivas de las cosas mismas, sino formas
a priori de la Sensibilidad.
A. III. EL IDEALISMO
TRASCENDENTAL: EL "FENÓMENO" Y EL “NOÚMENO"
Para entender la
aportación de su filosofía, Kant propone la analogía de la revolución
copernicana: al igual que Copérnico consiguió comprender el movimiento de los
astros modificando las relaciones que se creía que existían entre ellos y el
sol, Kant creerá que es posible comprender el conocimiento sintético a priori
si modificamos las relaciones entre el sujeto y el objeto: hasta Kant se había
considerado que el sujeto era pasivo en el acto del conocimiento y se tenía que
plegar al objeto para conocerlo; pero de este modo es imposible entender el
conocimiento a priori. El giro copernicano consiste en rechazar la concepción
tradicional del conocimiento y considerar que el sujeto es activo, que son las
cosas las que se deben someter a nosotros de cara al conocimiento: sólo podemos
conocer a priori de las cosas aquello que antes hemos puesto en ellas; podemos
comprender el conocimiento a priori si admitimos que conocemos únicamente los
fenómenos y no las cosas en sí mismas o noúmenos, tesis principal del Idealismo
Trascendental. El Idealismo Trascendental es la culminación del pensamiento
moderno, que comienza con el planteamiento cartesiano del problema del
conocimiento y que progresivamente va centrando en el sujeto el fundamento de
la experiencia humana.
B. I. LA RAZÓN PRÁCTICA
Y EL CONOCIMIENTO MORAL
La Razón Teórica formula
juicios y se ocupa de conocer cómo son las cosas; la Razón Práctica ofrece
imperativos y se ocupa de cómo debe ser la conducta de los seres racionales.
Punto de partida de la ética kantiana: en la experiencia moral hay algo análogo
al dato fundamental del conocimiento: el "factum de la moralidad", el
hecho moral, la existencia del deber: todos los hombres tienen conciencia de
estar sometidos a prescripciones morales, se sienten obligados a hacer ciertas
cosas y a evitar otras. Esta conciencia del deber es conciencia de una
determinación de la voluntad que posee características análogas a las de la
experiencia de conocimiento: la universalidad y la necesidad. La ética kantiana
es un intento de entender el factum de la moralidad y sus condiciones de
posibilidad, del mismo modo que la teoría del conocimiento kantiana es la
investigación de las condiciones de posibilidad de la ciencia. Kant clasifica
los principios prácticos del siguiente modo: las máximas expresan cómo nos
comportamos dadas tales o cuales circunstancias; hay máximas buenas y malas
B. II. CRÍTICA DE KANT A
LAS ÉTICAS MATERIALES
Hasta Kant las éticas
habían sido materiales, frente a todas ellas, su ética es formal. Son
materiales aquellas éticas según las cuales la bondad o maldad de la conducta
depende de algo que se considera Bien Supremo (sea espiritual o material): los
actos serán buenos cuando nos acerquen a él y malos cuando nos alejen de él.
Toda ética material parte de que hay bienes, cosas buenas para el hombre,
determina cuál es su bien o fin supremo y establece las normas o preceptos para
alcanzarlo. Pero los preceptos de toda ética material son hipotéticos,
empíricos, por lo que no valen absolutamente, sino sólo de un modo condicional,
como medios para conseguir un fin.
B. III. LA ÉTICA FORMAL
DE KANT
Podemos caracterizar la
ética kantiana a partir de sus tres rasgos siguientes:
• Es formal: la materia
del imperativo es lo mandado, la forma el grado de universalidad del
imperativo. La tesis esencial de la ética kantiana consiste en indicar que una
máxima describe propiamente una acción moral cuando cumple un requisito
puramente formal: que pueda ser universalizable.
• Es autónoma: un sujeto
es autónomo cuando tiene la capacidad para darse a sí mismo sus propias leyes,
y es heterónomo cuando las leyes no descansan en él mismo, cuando le vienen de
fuera; la ética kantiana es autónoma al afirmar que sólo las acciones morales
son autónomas
• El fundamento de las
acciones buenas es el deber, no la inclinación: para que una acción sea buena
no basta que sea conforme al deber, además ha de hacerse por deber. El
rigorismo kantiano implica el deber por el deber, aunque vaya en contra de mi
felicidad y de las personas que quiero, y el carácter universal de la bondad o
maldad de una acción, universalidad que impide aceptar excepciones en la
validez del impe- rativo categórico.
B. IV. POSTULADOS DE LA
RAZÓN PRÁCTICA
El Idealismo
Trascendental rechaza la posibilidad del conocimiento metafísico (de Dios, el
alma, la libertad...); pero Kant no negará todo acceso a esa realidades, sólo
el intelectual, el conocimiento científico, pues únicamente cabe la ciencia de
la realidad fenoménica. Pero para Kant hay otra experiencia que puede
vincularnos con lo metafísico: la experiencia moral. Y ello a partir de los
llamados postulados de la Razón Práctica o proposiciones que no pueden ser
demostradas desde la razón teórica pero que han de ser admitidas si se quiere
entender el "factum moral"; estos postulados se refieren precisamente
a la existencia de la libertad, la inmortalidad del alma, y la existencia de
Dios. Aunque desde la perspectiva de la razón teórica se concibe al hombre como
sometido a la ley de la causalidad y necesidad natural, desde la perspectiva de
la razón práctica podemos defender la existencia de la libertad pues la
libertad es la condición de posibilidad de la acción moral (únicamente de las
acciones libres podemos predicar valor y responsabilidad moral); la libertad es
la capacidad de los seres racionales para determinarse a obrar según leyes que
son dadas por su propia razón; libertad equivale a autonomía de la voluntad.
TOMADO: http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Minima/Kant-resumen-minimo.htm El día 21/04/2014
Kant propuso que el
problema fundamental de la filosofía es “Saber si la razón humana es capaz de
conocer”. Kant piensa que lo primero que debe hacerse es someter la razón a
juicio o valoración, para saber si la razón de uno tiene la capacidad de
resolver los problemas que acomete. El resultado de esto, es un sistema
filosófico formado en torno al análisis de la razón misma.
Este sistema recibe el
nombre de Criticismo o Idealismo Trascendental. Ésta afirma que el sujeto del
conocimiento es una síntesis entre los datos de la experiencia de nuestra mente
que constituyen la forma de cualquier conocimiento.
Kant resume su
filosofía y sus obras en unas simples preguntas ¿Qué puedo conocer?, ¿Qué puedo
hacer? ¿Qué puedo esperar? A la que agrega otra pregunta ¿qué es el Hombre?
Para Kant el ser humano es el sujeto de las cuestiones, por lo que la
investigación kantiana tiene que ver con el hombre mismo.
Kant responde a la
primera incógnitas en sus obras Crítica a la razón pura, a la segunda en La
Crítica de la razón Práctica, y a la tercera en La religión dentro de los límites
de la mera razón.
Juicios Kantianos
Kant no intenta estudiar
la ciencia, sino de estudiar lo que la hace posible. Para Kant estudiar las
condiciones que hacen posible la ciencia es estudiar las condiciones de los
juicios en que ella se expresa.
Para Kant todos los
conocimientos científicos se expresan en juicios. Es decir; en una secuencia
ordenada de proposiciones de las que algo (predicado), se afirma de algo
(sujeto).
Ejemplo. Un triángulo
tiene tres ángulos.
Un triángulo (es el
sujeto)
Tiene tres ángulos (es
el predicado)
De esta manera los
conocimientos científicos se expresan en (sujeto y predicado).
De ahí, Kant concreta su
análisis de las condiciones de posibilidades de la ciencia partiendo de la
clasificación de los juicios.
TOMADO: http://es.wikibooks.org/wiki/Filosof%C3%ADa_de_Kant El dia
21/04/2014
A. POSICIÓN
INTELECTUAL DE KANT
El idealismo
racionalista culmina con Leibniz: toda explicación racional del universo se
apoya en la demostración de la existencia de Dios, autor de la armonía que
existe entre todas las mónadas. De otra parte, con Hume llega el empirismo
inglés a su más rotunda formulación: para ese filósofo, la existencia es algo
meramente subjetivo y sólo median diferencias de grado entre la noción de
"algo existente", que en realidad poseemos o creemos poseer, y la
impresión puramente imaginada de ese "algo existente".
El tercero de
los antecedentes de la filosofía kantiana es la física de Newton. En tanto que el
empirismo concluye afirmando la imposibilidad de todo conocimiento trascendente
-término opuesto a inmanente-, la física permite un conocimiento exacto de la
naturaleza.
La oposición
entre la física de Newton y las teorías de Hume, y la afirmación básica de
Leibniz respecto a la existencia de Dios, movieron a Kant -después de un largo
período de meditación: la "etapa precrítica"- a formular una
filosofía que, teniendo en cuenta el empirismo de Hume, se aproximara por su
estructuración a la física de Newton. Se trataba de conocer la realidad, de
saber si es posible el conocimiento objetivo, planteando así -como base de una
futura metafísica- el problema previo de la crítica del conocimiento humano.68
B. LA CRÍTICA DE
LA RAZÓN PURA
Conocer equivale
a captar el ser de las cosas. Si estas existen fuera de mí mismo, es decir, en
sí mismas, serán trascendentes, y conocerlas equivaldrá a conocer algo que
existe fuera del sujeto pensante. Por el contrario, si lo exterior no llega a
nosotros sino deformado, o si el hombre solamente puede conocer lo que hay en
sí mismo, tal como afirmaba Berkeley, el conocimiento trascendental será
imposible, porque lo que podemos conocer es apenas algo meramente subjetivo:
nuestras propias ideas.Por "razón pura" entiende Kant una manera de
conocimiento que no proviene de nuestros sentidos y que es independiente de
toda experiencia.
1. Nuómeno y
fenómeno
El conocimiento
es inmanente o es trascendente, tal como lo había planteado ya la filosofía
clásica de los griegos. Pero solamente en el segundo caso podrá ser posible una
metafísica. La disyuntiva es resuelta por Kant afirmando que el conocimiento es
trascendental, lo que en este caso quiere decir que capta la realidad de lo
objetivo, de las cosas, pero lo capta en el sujeto pensante. Ahora bien: a la
cosa como la conozco, da Kant el nombre de fenómeno; a la cosa tal como es, la
llama nuómeno. El nur mo conocido en el fenómeno no es la cosa en sí, ni puede
serlo, pero es el ser trascendental.
2. Los modos de
saber
Tendido así un
puente entre lo subjetivo y lo objetivo, entre el fenómeno y el nuómeno, habrá
que preguntarse si hay modos de conocimiento, y cuáles son. Para Kant existen
tres: la sensibilidad, el entendimiento discursivo y la razón. Pero el
conocimiento es a priori o a posteriori: el primero no reposa en la experiencia
y el segundo la presupone. Sólo el conocimiento a priori es universal y,
además, necesario. De donde la ciencia -tal como ocurre en (a Física y la
Matemática- será un conocimiento a priori. Pero, qué ocurre respecto de la
Metafísica? Para responder a esta pregunta -se trata de saber, en definitiva,
si es posible conocer el nuómeno- Kant se pregunta inicialmente cómo es posible
la Matemática; luego, cómo es posible la Física.
3. La teoría del
juicio
Hay juicios
analíticos y juicios sintéticos. Los primeros son aquellos cuyo sujeto contiene
al predicado: así al predicar el género respecto de una especie, o una
propiedad esencial respecto de esta. Los segundos son los que unen un predicado
a un sujeto que carecía de tal predicado. Esta última clase de juicios, por
consiguiente, es la que enriquece el concepto del sujeto.Como los juicios son
comparaciones, los analíticos resultan ser a priori, porque basta con
contraponer sujeto y predicado, para conocer si son compatibles o
incompatibles, es decir, verdaderos o falsos. En cuanto a los juicios
sintéticos, son en su totalidad a posteriori. Este es, para Kant, el problema
central, porque si contestamos afirmativamente la pregunta, ocurre que todo conocimiento
realmente nuevo -y que no sea simple deducción de algo que ya sabemos- es un
juicio posteriori, y por tanto no será necesario ni universal. Dicho de otra
manera: la ciencia, que procede a base de realizar nuevos descubrimientos, o no
es necesaria y universal, o es solamente la reiteración, mediante juicios analíticos,
de lo que ya se sabe. Ante esta dificultad, y en vista de realidades
científicas como la física de Newton o el cálculo infinitesimal de Leibniz,
piensa Kant que tienen que existir juicios que amplíen el conocimiento, es
decir, juicios sintéticos que sean necesarios y universales, o sea juicios
sintéticos a priori. Es entonces cuando enuncia el problema preguntándose: cómo
son posibles, si es que lo son, los juicios sintéticos en la matemática, en la
física y en la metafísica.
El logro esencial de Kant es separar radicalmente la razón instrumental de
la razón especulativa o dialéctica, no quedando esta última condenada a la
ilegalidad sino referida a una legalidad diferente. Quizá esta escisión
fundamental no es más que la interiorización definitiva de la división del
trabajo, que hiende el espíritu para dominar mejor al hombre. En todo caso,
desde un punto de vista histórico, Kant no sólo no acaba con la metafísica
especulativa, sino que acelera su más alto cumplimiento, al destacar el
definitivo papel del sujeto en la constitución del objeto. Libre, por obra del
mismo Kant, del modelo de la ciencia experimental, la especulación metafísica,
es decir, el ejercicio de la razón pura, levanta sus más audaces construcciones:
los sistemas de Fichte, Hegel y Schelling.
Para Kant, «Dios, el alma, el cosmos universal son sublimes objetos
extrasensoriales, creados por la razón pura y fuente inacabable de antinomias
paradójicas en cuanto intentan ser pensados como cosas reales, de las que
percibimos con los sentidos». Esta crítica kantiana asestaba un duro golpe a
las pretensiones racionales de los metafísi-cos y teólogos tradicionales, de la
gran escuela sistemático-especula-tiva. Pero una vez independizado de estos
dominios, Kant no aspira a ir más lejos, ni mucho menos a socavar las creencias
religiosas y morales establecidas. Por el contrario, halla de nuevo en la
conciencia moral y en el imperativo categórico de acatamiento al deber inscrito
en ella una nueva base, autónoma esta vez, pero no menos eficaz, para
sustentar la creencia en un alma libre e inmortal y un dios omnipotente, que
rige justicieramente su destino. La doctrina ético-religiosa tradicional, antes
impuesta con autoridad por la jerarquía exterior, se interioriza de modo tan
suficiente que el individuo ya no necesita la amenaza dogmática para
sustentarla. La mayoría de edad ilustrada, según Kant, como suscribiría
posteriormente Freud, es la supresión de la autoridad paterna porque uno mismo
ha llegado a convertirse en su propio padre.
Además de su teoría del conocimiento que tanta importancia tiene en el
ámbito científico y metafísico, Kant también centró su atención en el tema de
la moral. ¿Cómo podemos llegar a descubrir qué es lo específico del
conocimiento humano y de la moral? No son, por supuesto, los dogmas, o los
mandamientos que varían de un lugar a otro, sino que hay que buscar el núcleo
mismo de la moral. Kant lo centró en lo que llamaba un imperativo categórico.
En la Filosofía del
Derecho desde el siglo XIX la influencia de Kant ha sido sin duda la más
importante si se le compara a la que ejerciera cualquier otro filósofo clásico.
Esto vale, sin embargo, más por su teoría crítica del conocimiento que por su
teoría jurídica. De esta forma, durante la segunda mitad del siglo XIX surgió
la Teoría General del Derecho, cuyos principales autores fueron Merkl, Binding,
Bierling, Bergbohm, Somló y Bluntschli. Esta nueva disciplina especial de la
Filosofía del Derecho se apoyó en un principio elaborado con base en la
Filosofía de Kant: debido a que los contenidos jurídicos no pueden ser
accesibles al conocimiento científico, en beneficio de la seguridad jurídica
tienen que ser establecidos los criterios formales que sirven para determinar
lo que debe ser el Derecho. El formalismo jurídico en la Filosofía del Derecho
que sirviera para justificar la legislación y la jurisprudencia del régimen
nacionalsocialista, tuvo a uno de sus más importantes representantes en Rudolf
Stammler para quien fue posible establecer que, los principios de un Derecho
justo no son normas, sino que más bien, tienen la significación de pensamientos
metódicos que nos ayudan a elegir entre una muy amplia variedad de normas
jurídicas concretas,y que por ello un Derecho correcto no era más que una forma
pura del pensamiento, un método formal y que no era posible encontrar ningún
precepto jurídico que comprobara con base en la especialidad de su contenido su
validez absoluta. * Doctor en Derecho por la Universidad de Heidelberg en
Alemania y profesor de tiempo completo de la Universidad Iberoamericana,
Plantel Santa Fe.
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